Por C. Zamudio
El capitalismo es un roedor de cerebros: aliena a la clase explotada para mantenerla sumisa y enemiga de sí misma. La clase dominante capitaliza mediante la explotación de la clase trabajadora y el saqueo de la naturaleza; mantiene su dominación mediante la violencia represiva y la alienación. La inteligencia y el pensamiento crítico devienen rarezas burladas y criminalizadas bajo un sistema de profunda injusticia social en el que la clase dominante utiliza los medios de difusión para alienar y someter, para imponer su hegemonía cultural y política.
La burguesía posee los medios de producción, y por lo tanto el aparato cultural con el que libra una constante colonización mental contra las mayorías explotadas. A través de su industria cultural, de su aparato mediático y religioso, la clase dominante asalta las mentes de las y los explotados; bombardea paradigmas de arrodillamiento, de conformismo ante la injusticia, de creencia en un supuesto determinismo fatal, de individualismo, racismo, clasismo, misoginia, hedonismo, sobreconsumismo parasitario. Todo paradigma que banalice la explotación y la tortura, que lime la empatía, que superficialice las mentes a niveles estratosféricos, que participe de romper los lazos comunitarios, que divida a la clase explotada, todo paradigma que sea funcional a la clase burguesa, que sea funcional al mantenimiento del sistema que permite que una élite pueda capitalizar en desmedro de las mayorías humanas y del planeta, es constantemente promovido.
El objetivo, para la clase dominante, es mantener narcotizada a la clase trabajadora, mantenerla dócil frente a los responsables de su precariedad y angustia, frente a los que devoran sus horas de vida en jornadas laborales excesivas, mantenerla anestesiada creyendo en fábulas colosales como la supuesta “democracia”, que es incompatible con este sistema socioeconómico, pues lo que existe en el capitalismo es Dictadura del Capital, ya que es la clase que posee los medios de producción la que dicta su voluntad, la que dicta qué se produce y cómo se produce, la que dicta los comportamientos y hasta las ‘elecciones’ de las mayorías.
Algunas cifras expresan la brutal injusticia social de este sistema: en el 2023 la fortuna del 1% de los más enriquecidos del mundo, equivalía ya a más del doble de la suma total con la que vive el 95% de la población del planeta (7.000 millones de personas). Mediante la explotación y el saqueo, las 26 personas más enriquecidas del mundo han acumulado un capital que equivale al presupuesto con el que malviven los 3.800 millones de personas más empobrecidas del mundo.
¡Despierta clase explotada! Tu enemigo es la burguesía, no las y los inmigrantes, como te lo sugiere el racismo y la xenofobia inyectados por el mismo aparato cultural de la burguesía... tu enemigo tampoco somos las mujeres, como aduce la constante misoginia promovida por todos los medios de alienación... Despierta grupo humano explotado: tu enemigo es la burguesía transnacional, no son los pueblos que esta invade y descuartiza en sus guerras imperiales para aumentar el saqueo de los recursos y atesorar así lamentos y llantos en sus helvéticos bancos... Tu enemigo es la burguesía, no son los niños, ni los árboles, ni el mar, ni tampoco las y los Rojos que lo que buscan es justicia social. No sirve que la rabia que te causa este sistema de explotación y violencia, la padezcas sin comprenderla, y la dirijas equivocadamente. Despierta clase explotada: tu enemigo es la burguesía, es ella la que convierte este planeta-paraíso en un infierno.
Despierta y no tragues enteras las fábulas narcotizantes con las que te bombardea el cerebro la clase dominante: recuerda siempre que la burguesía lo que llama "libertad" es SU libertad de explotarte y de fagocitar el planeta, recuerda que lo que la burguesía llama "paz" es la sumisión.
Y que nosotras y nosotros, las y los trabajadores, los humildes de la tierra, tenemos un concepto de "paz" opuesto al de la Paz-Estafa-y-Genocida; porque sabemos que no es "paz" el hambre, ni es "paz" la explotación, ni es "paz" la angustia de la precariedad, ni son “paz” los hospitales depredados e insuficientes, ni son "paz" los desahucios, ni son "paz" los éxodos a los que nos empuja el saqueo perpetrado por multinacionales de espanto, ni son "paz" las bases militares gringas, ni es "paz" la colonización de Palestina o el neocolonialismo moliendo pueblos indígenas y campesinos por todo el orbe, no es "paz" el saqueo capitalista que depreda montañas y ríos, que pulveriza comunidades e impone el sufrimiento indecible de las infancias con hambre.
La supuesta "reconciliación interclasista" que pregona la burguesía es otro ametrallamiento más, una trampa más para prolongar la barbarie capitalista. No existe "capitalismo con rostro humano", porque no existe "explotador bueno", ni "violador amable". Despierta clase explotada, que la lucha te espera para hacer florecer un futuro liberado de toda explotación. Recuerda que, como decía Assata Shakur: “nadie, nunca, ha conseguido sus derechos apelando al sentido moral de sus opresores”.