10.22.2019

El pueblo chileno en lucha contra el capitalismo y su barbarie


El pueblo chileno en lucha contra el capitalismo y su barbarie


Los pueblos se levantan, contra el capitalismo y el empobrecimiento que este provoca para las mayorías, para la clase explotada. A inicios de octubre, el pueblo ecuatoriano se levantó masivamente en rechazo a las imposiciones del FMI[1], lo mismo hizo el pueblo haitiano empobrecido por siglos de «deuda» espuria que data de la época colonial[2], ahora el pueblo de Chile se levanta contra el saqueo capitalista, contra la explotación y la precarización de las condiciones de vida. Se levanta contra el saqueo que perpetran las multinacionales mineras, energéticas, del agroindustrial (etc.), las que devastan ríos, bosques, montañas y glaciares, las que exterminan al pueblo Mapuche, a los demás pueblos nativos y al pequeño campesinado. Se levanta contra el latrocinio legalizado en el capitalismo. Se levanta contra las imposiciones del Fondo Monetario Internacional y demás instituciones imperialistas, contra las deudas innecesarias e infames contraídas por los gobiernos títeres; deudas y sus intereses usureros que, de seguir imperando el capitalismo, la clase explotadora hará pagar a los pueblos hipotecando la sanidad, la educación, los recursos naturales, etc. 
Los "préstamos" que impone el FMI, son deudas totalmente innecesarias (y más para países tan ricos en recursos como Chile o Ecuador): el problema es que los recursos son saqueados por el capitalismo transnacional, la riqueza es robada y no revertida para el bienestar de las comunidades, la naturaleza es esquilmada en el altar de la acumulación capitalista de un puñado, la soberanía alimentaria es inexistente cuando la tierra está en manos de la propiedad privada. El problema es el sistema, y por supuesto no se subsana el empobrecimiento causado por el saqueo capitalista con mayor saqueo. Los "préstamos" del FMI son un mecanismo depredador: las sumas se destinarán al pago de las necesidades en infraestructura de las multinacionales extractivas (para incrementar el saqueo que ya perpetran), al pago de los intereses usureros de deudas precedentes, a los bolsillos de la burguesía; y será el pueblo el que tenga que pagar los préstamos y sus intereses, en esa esclavitud aberrante que muele vidas y ecosistemas.

El alza del precio del transporte ha sido la gota que ha desbordado el vaso, en un país en el que la mitad de la población malvive con un pírrico salario mínimo, del cual tiene que destinar casi un 15% al pago de transportes [3]. El salario no alcanza para el pago de la canasta alimentaria básica, alquiler, etc. La educación y la sanidad son privatizadas para beneficio de un puñado de multimillonarios y para exclusión de las mayorías. Debido a todo lo anterior, el 80% de los mayores de 18 años están endeudados [4]. Las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones) son otro robo descomunal contra el pueblo chileno: son cajas privadas impuestas por el Estado Burgués. Los trabajadores deben destinar el 10 por ciento de sus ingresos a cuentas administradas por empresas privadas. Los dueños de estas empresas usan ese dinero para sus negocios (minería, industria, telecomunicaciones, capital financiero, etc.) [5]. El dinero que las AFP recaudan de las cotizaciones es más del doble de lo que pagan en pensiones; representa el 80% del PIB de Chile: un festín para los dueños de las AFP, mientras los jubilados chilenos son arrojados a la miseria. Este mecanismo de robo capitalista fue instaurado en el proceso de privatización impulsado en la dictadura de Pinochet. En 1981, José Piñera (hermano del actual presidente Piñera), ministro de Trabajo de la época, fue uno de los artífices de la implementación de un paquete de medidas económicas importadas desde Estados Unidos por los llamados Chicago Boys, adalides del saqueo capitalista.

El pueblo dice BASTA y sale a las calles en todas las ciudades y regiones de Chile. El Estado burgués envía sus fuerzas represivas: militares, carabineros, policías desatan una brutal represión. Los medios de la burguesía tildan a los manifestantes de "vándalos", de "violentos", y a las fuerzas represivas de "desbordadas": aplican el mismo guión de mentiras que aplicaron en el Ecuador, y que aplican siempre contra todo pueblo que lucha por la justicia social. 

El gobierno declara el Estado de Excepción y saca los tanques a las calles. El 22 de octubre, el Colegio de Médicos de Chile alerta que los hospitales y centros de salud están desbordados por la cantidad de heridos producto de la represión[6]. Alerta también que las cifras de muertos son mucho más altas que las ya terribles cifras que se vió obligado a reconocer el gobierno. Habría (hasta esa fecha) al menos 42 asesinados, 12 mujeres violadas y 121 desaparecidos a manos de las fuerzas represivas que ha desatado el Estado chileno frente al hastío de saqueo y explotación que manifiesta la clase explotada. Pero pese a la brutalidad de la represión, la lucha del pueblo, cansado de tanto robo, de tanta injusticia, de la cotidiana explotación capitalista, sigue. Es la lucha de clases. La clase explotadora perpetra continuamente una guerra contra la clase explotada: una guerra de explotación, de saqueo, de exclusión, de hambreamiento, de manipulación, de alienación, de represión (si la clase explotada no dobla el lomo mansamente). La clase explotada podrá salir de la guerra continuada con la que la exprime la burguesía, mediante la lucha. Por todo el planeta los pueblos se alzan contra el capitalismo y su barbarie; no nos enteramos de la mayoría de estas valientes luchas, porque los medios son propiedad de la clase explotadora, y los destina a mantener a los pueblos enajenados de la realidad, a fomentar desinformación, xenofobia, racismo, machismo, individualismo, a mantener dividida y sumisa a la clase explotada. Pero la lucha sigue, pese a las arremetidas de las fuerzas represivas y de las fuerzas de alienación masiva; porque las ansias de Justicia Social y la dignidad de los pueblos son irreductibles, despuntan tenazmente como aquellas flores que rompen el cemento.
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NOTAS:


[2] El pueblo haitiano luchó por liberarse del colonialismo francés, que saqueó Haití hasta la médula, deforestando la casi totalidad del territorio y perpetrando genocidio, deportación y esclavización de seres humanos. Haití fue el primer país en abolir la esclavitud, el 29 de agosto de 1793, al proclamar su independencia. Pero Francia retorcó movilizando todo su poderío militar, sitiando Haití hasta que aceptase el pago de una «indemnisación» a los colonos por «las tierras, los esclavos, propiedades y las ganancias perdidas». Son las raíces de la gigantesca deuda espuria que hasta hoy asesina al pueblo haitiano. La supuesta «deuda» se elevaba a 150 millones de francos oro: una cantidad descomunal a pagar por las víctimas de la colonización a los victimarios.

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