Genocidio del Abya Yala, saqueo y acumulación capitalista originaria: ocultamiento histórico y arrogancia imperial
Por Cecilia Zamudio
El
presidente de México sugiere que la Corona española y la Iglesia
deberían pedir perdón por el mayor genocidio de la Historia de la
humanidad. El imperialismo español está furibundo. Es relevante
constatar cómo el genocidio y el saqueo que están al origen de la
gigantesca acumulación capitalista de las fortunas europeas, y al origen
de las relaciones geopolíticas en el actual sistema capitalista, siguen
siendo negados.
La
persistencia de la negación del Genocidio por parte del imperialismo,
está directamente relacionada con la perpetuación supremacista de las
metrópolis capitalistas que siguen perpetrando saqueo y explotación. Al
margen de las críticas que se le puedan hacer al gobierno de López
Obrador, gobierno de corte socialdemócrata, que al igual que otros
gobiernos mexicanos, no cuestiona al capitalismo, ni lo confronta
nacionalizando las empresas estratégicas mexicanas hoy en manos de
consorcios multinacionales, ni plantea siquiera aumentarles los
impuestos (cuando por otro lado ya anuncia que se ve "impelido" a
recortes sociales y laborales, aduciendo una supuesta escasez de
presupuesto), al margen de todo esto, su sugerencia
de unas disculpas por parte de la corona española y de la Iglesia
levantan significativas costras. Y esas costras levantadas hay que
analizarlas, por muy oportunistas que hayan podido ser las declaraciones
de Obrador para tapar los recortes y la continuidad de la entrega de
México al neocolonialismo capitalista. Aquí lo relevante es ver cómo la
"corona" española, la Iglesia, las grandes fortunas descendientes de
colonizadores y esclavistas, el imperialismo en pleno, resultan
"furiosos" porque alguien ose referirse al genocidio sin medias tintas:
el tamaño de su arrogancia es directamente proporcional al tamaño del
ocultamiento histórico como parte de los mecanismos de dominación.
López
Obrador sugirió el tema de esas disculpas simbólicas al cumplirse el
500 aniversario de la Batalla de Centla, la primera batalla entre los
mayas chontales y los invasores españoles (con Hernán Cortés a la
cabeza). Tras salir victoriosos en la batalla de Centla (debido
esencialmente al uso de la pólvora, ese invento científico chino que dió
a los europeos una ventaja decisiva), los colonizadores siguieron su
avance de barbarie hasta la toma y devastación de la magnífica
Tenochtitlan en 1521. Tenochtitlan era una ciudad de un tamaño e
infraestructura que superaba con creces las ciudades europeas de la
época, con un sistema de acueducto, de letrinas en las casas, mercados y
caminos, de evacuación de residuos y aguas negras, con una propiedad
comunal de la tierra que garantizaba alimentación para todos los
habitantes, con un sistema social de protección a los desvalidos,
huérfanos y ancianos, que despertó la admiración incluso de los
cronistas españoles. Los cronistas españoles (como Bernal Díaz del
Castillo) relataron que jamás habían visto ciudad tan grande, organizada
y espléndida. En aquel entonces las ciudades europeas no tenían
sistemas de evacuación de aguas negras, ni una infraestructura tan
desarrollada (la insalubridad causaba epidemias de peste descomunales),
tampoco existía propiedad comunal de la tierra: en aquel entonces en
España imperaba la inquisición y el oscurantismo. Pero lamentablemente
Tenochtitlan (además de su cultura, su arte, su ciencia) fue arrasada
por la barbarie de los conquistadores. Hasta hoy, la desinformación
expande la fábula de una supuesta "inferioridad cultural" de los nativos
americanos, cosa que desmiente todo estudio en profundidad de Crónicas,
documentos, arqueológía, etc.
La
forma de posesión comunal de la tierra persiste marginalmente en
algunos pueblos del México actual, aunque es obviamente considerada
subversiva por los Estados al servicio del Capital. Desde la invasión y
hasta nuestros días, los campesinos han tenido que luchar contra la
voracidad de colonizadores, de terratenientes y finalmente de
multinacionales.
Hernán
Cortés y los colonizadores que lo acompañaban, perpetraron una exacción
tras otra, pero hasta hoy, en España se le retrata como a un "héroe".
La glorificación arrogante del Genocidio perpetrado, se plasma en
numerosas estatuas a los mayores genocidas: una de ellas es la estatua
de Hernán Cortés en la ciudad de Medellín (España), en la que este
aparece de pie pisando la cabeza cortada de un indígena mexicano.
El
conocimiento de la Historia, y no de la fábula de "Pocahontas" contada
por los imperialistas en su negacionismo histórico, es parte del proceso
emancipador. Pero incluso los libros de texto escolares de gran parte
de países latinoamericanos glorifican al genocidio y a los genocidas. La
clase explotadora en América Latina es la descendiente directa de
aquella barbarie colonizadora, y los libros de texto se diseñan en el
capitalismo para perpetuar la sumisión.
El
genocidio y saqueo perpetrados durante la colonia le permitieron a
Europa la acumulación capitalista originaria que la propulsaría como
metrópoli capitalista. Las actuales relaciones de poder entre metrópolis
capitalistas y periferias del capitalismo tienen un origen histórico
marcado en sangre.
El
colonialismo europeo perpetró el genocidio más brutal de la historia de
la humanidad en el continente que hoy se conoce como “América”:
exterminó al 90% de sus habitantes tan solo en el primer siglo y medio
de invasión (90 millones de personas). La colonización europea blandió
“la espada y la cruz”: desgarrando los cuerpos de los rebeldes con las
espadas y la pólvora, amputando culturas y lacerando identidad con la
imposición de la religión católica. La religión católica fue impuesta a
sangre y fuego, siendo un instrumento de dominación de largo alcance,
que hasta hoy aliena y somete. Los europeos se adueñaron de las tierras y
riquezas del Abya Yala (América), violaron y saquearon, con el pretexto
de que "Dios" así lo dispuso; entraban a saquear con un documento
llamado el "Requerimento", que imponían a golpe de terror. Los niños
indígenas que sobrevivieron a las masacres fueron educados en la
religión católica, siendo descuartizado todo el que la cuestionara.
El
objetivo de la colonización fue el saqueo y la explotación. Consta en
el Archivo de Indias, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a
Sanlúcar de Barrameda en España, 185 mil kilos de oro y 16 millones de
kilos de plata provenientes de América. Cientos de culturas fueron
arrasadas por los europeos, millones de obras de arte transformadas en
lingotes, como pequeños ataúdes que todavía gritan de espanto y dolor.
Los invasores establecieron un impuesto a ser pagado por los indígenas
en kilos de oro y riquezas, por habitar el continente que siempre habían
habitado.
Tan
solo en el saqueo de Coricancha, o en el rescate al Inca Atahualpa
pagado a los secuestradores europeos, se evidencian los niveles de
rapiña de los conquistadores. Pero ni el pago por el rescate más caro
que registra la historia humana, 41 toneladas de oro y 82 toneladas de
plata, sirvió para evitar el asesinato de Atahualpa a manos de Pizarro.
Masacres y felonía, codicia y tortura, es lo que celebran los que
festejan el 12 de octubre.
Eduardo
Galeano escribe, en “Las Venas Abiertas de América Latina”, que tan
solo el saqueo de la mina de Potosí le reportó a Europa unas ganancias
descomunales, cuyo volumen en plata hubiera alcanzado para construir un
puente de plata entre América y Europa (el volumen de plata saqueada
que dio origen a esta metáfora de Galeano consta en registros). Otro
puente se podría haber construido con los cadáveres de los indígenas
esclavizados en la mina: 8 millones de indígenas fueron reventados de
explotación por los españoles, en la primera etapa de saqueo de Potosí.
Un indígena esclavizado en Potosí tenía una esperanza de vida de dos
meses en promedio (luego de ese lapso esclavizado, fallecía, y los
invasores lo reemplazaban por otro indígena esclavizado). Asimismo, la
mina de Ouro Preto en Brasil, se tragó la vida de millones de africanos y
les reportó a los invasores capitales que serían decisivos para el
capitalismo europeo. Al estar la Península Ibérica endeudada por causa
de sus "guerras santas", los banqueros europeos cosechaban toda esa
riqueza empapada en sangre humana y dolor.
La
barbarie del colonialismo significa igualmente la deportación masiva de
seres humanos perpetrada por los europeos desde África hacia América:
al menos 33 millones de africanos fueron deportados, murieron dos
tercios de ellos en los abominables trayectos, y el tercio sobreviviente
fue esclavizado en el continente americano, así como sus descendientes
durante siglos. La aristocracia y burguesía europea lograron la mayor
acumulación de riquezas jamás vista, en base al saqueo del continente
americano, en base a la deportación y esclavización de millones de seres
humanos, en base al genocidio y la tortura. Esa acumulación de riquezas
sin precedente, fue la que le permitió al imperialismo europeo cimentar
su supremacía a nivel planetario, impulsar la revolución industrial, y
erigirse hasta hoy como metrópoli del capitalismo. Los Estados Unidos,
antigua colonia poblacional inglesa, se erigieron igualmente como
potencia capitalista en base al trabajo esclavo. Entre las mayores
fortunas de Europa y de Estados Unidos, siguen actualmente figurando los
descendientes de esclavistas y banqueros que amasaron riquezas en base
al genocidio y la esclavitud.
La
acumulación capitalista originaria se fraguó del saqueo y el genocidio,
como lo señala Marx: “El descubrimiento de los yacimientos de oro y
plata de América, el exterminio, la esclavización y el sepultamiento en
las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el
saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano
en cazadero de esclavos negros: tales son los hechos que señalan los
albores de la era de producción capitalista. Estos procesos representan
factores fundamentales en el movimiento de la acumulación
originaria”[1].
El
12 de octubre marca el inicio del saqueo que hasta hoy sigue
empobreciendo a los pueblos de América para llenar las arcas de los
saqueadores. Hasta hoy
las multinacionales siguen explotando montañas y envenenando ríos,
hasta hoy siguen talando bosques y fomentando mercenarios paramilitares
para perpetrar masacres contra el pequeño campesinado, con la finalidad
de desplazarlo forzadamente de las tierras codiciadas. Hasta hoy sigue
el imperialismo europeo y estadounidense urdiendo golpes de Estado
(golpe en Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Guatemala, Honduras,
desestabilización contra el Estado venezolano, y un largo etc.); hasta
hoy sigue el imperialismo urdiendo planes de exterminio contra las y los
revolucionarios (Plan Lasso, Plan Cóndor, Plan Baile Rojo, Plan
Colombia, Plan Patriota, Plan México, etc.); hasta hoy sigue la
injerencia imperialista apuntalando regímenes genocidas como el
colombiano, por citar un ejemplo paradigmático de régimen del Terror
funcional al saqueo capitalista, mantenido a punta de masacres y
exterminio contra la reivindicación social y política de la clase explotada.
"El capital
viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los
pies a la cabeza”, escribía Marx. El actual saqueo capitalista es la
continuación de una Historia de sangría. Pero la lucha sigue, y los
pueblos del Abya Yala, lograremos nuestra verdadera y definitiva
independencia cuando nos liberemos del capitalismo y su barbarie, del
saqueo neocolonial que impera, de la clase explotadora local y
transnacional. Los pueblos del mundo debemos conocer la Historia para
comprender el presente y ser capaces de transformarlo: la lucha de la
clase explotada mundial contra la clase explotadora, crece en unidad
internacionalista.
NOTAS:
[1]K. Marx, EL CAPITAL, Capitulo XXIV, La llamada acumulación originaria