Ecofascismo en tiempos de Coronavirus
Por Cecilia Zamudio
Asistimos
a una creciente proliferación de teorías ecofascistas y
eugenésicas, que cuentan con todo el apoyo de los grandes medios,
puesto que son un arma importante en la guerra contra la capacidad de
comprensión de la realidad, que constantemente adelanta la clase
dominante contra la clase explotada. La guerra de alienación, de
colonización de las mentes, es un elemento fundamental para el
mantenimiento de la actual situación de profunda injusticia social y
depredación contra la humanidad y el planeta. Por ello es repetida al infinito la anti-científica premisa según la cual «el
humano es malo por naturaleza»,
el constante mantra mediatizado en todos los formatos de: «los
humanos somos la peste».
En
vez de señalar la responsabilidad del sistema socio-económico
capitalista en la depredación y devastación de la naturaleza, el
ecofascismo promovido por la burguesía sale a confundir para que no
se identifiquen las responsabilidades concretas de tanta barbarie.
Las
teorías malthusianas
según
las cuales es mediante
la eliminación de tantos humanos como sea posible, que
se “salvará” el planeta, han
sido abundantemente
promovidas, y
están hoy relacionadas con el imperialismo más racista, neocolonial
y depredador, con
multinacionales minero-energéticas e incluso del complejo
militar-industrial,
a menudo parapetadas
detrás de sus fundaciones con rotulación “ecológica” (en un
cinismo llevado a la máxima potencia). Las
teorías eugenésicas y otras ponzoñas pretenden suplantar la toma
de consciencia sobre la realidad que nos aqueja.
La "peste" para el planeta NO son los millones de campesinos e indígenas despojados por el agroindustrial y las multinacionales extractivas, tampoco lo somos las y los trabajadores, la clase explotada en un modelo productivo aberrante que succiona nuestras vidas y hasta envenena la comida. La peste es la clase explotadora y su sistema criminal en el que un puñado acumula fortunas sobre la explotación de la clase trabajadora y sobre el saqueo del planeta. La peste es el capitalismo, sistema en el que hasta la salud es concebida como una mera "mercancía", con las catastróficas consecuencias que podemos apreciar en nuestras propias carnes.
La
peste es un sistema que promueve (a través de los medios masivos
propiedad de grandes capitalistas) el tele-guiado consumo
parasitario; un sistema que permite el crimen de la Obsolescencia Programada (envejecimiento prematuro de las cosas programado desde su
misma producción, para obligar a comprar otras). La Dictadura del
Capital impone la aberración que le sea necesaria para acumular
fortunas, así sea convirtiendo al planeta en un basural.
La
peste es un sistema en el que los medios de producción están en
manos privadas y no en manos colectivas: si estuvieran en manos
colectivas seríamos las y los trabajadores los que decidiríamos qué
fabricar y cómo hacerlo, y primaría el bien de la colectividad y no
el lucro de unos cuantos. Trabajaríamos en mejores condiciones y
durante menos tiempo, y nos quedaría tiempo para vivir en plenitud,
para estudiar y crecer emocionalmente e intelectualmente, nadie sería
excluido de condiciones de vida dignas. La tecnología sería puesta
al servicio de nuestra emancipación y no de nuestro sometimiento. La
investigación científica se dedicaría a buscar curas para las
enfermedades y no a la patraña criminal de la Obsolescencia
Programada o al desarrollo de armas. La investigación científica no
estaría supeditada a la voluntad de multinacionales, que impiden que
salgan a la luz ciertos medicamentos que no estiman "rentables",
porque su finalidad es lucrarse sobre el sufrimiento de millones de
personas.
Si
los medios de producción estuvieran en manos de la colectividad, la
salud, la educación, la vivienda, la cultura, la
armonía metabólica con nuestra madre Naturaleza,
serían derechos universales efectivos, y no fuentes de lucro para un
puñado, no privilegios como lo son, en los hechos, en el
capitalismo. Construiríamos (por ejemplo) respiradores artificiales
en suficiencia y no armas. Pero en el capitalismo las armas le son
indispensables a los Estados burgueses para pertrechar a las fuerzas
represivas y así reprimir la protesta social contra tanta
injusticia, también le son necesarias a la burguesía para desatar
sus guerras imperialistas por codicia. En el capitalismo escasean
hospitales, médicos, personal sanitario, insumos, tests, equipos de
protección anti-contagio, mientras que abundan fuerzas represivas
hyper equipadas para reprimir y someter. Si la clase trabajadora
tuviera los medios de producción, ninguna epidemia se llevaría por
delante tantísimas vidas, porque decidiríamos que la sanidad es lo
prioritario. Pero padecemos un sistema capitalista que todavía nos
toca abolir.
El
capitalismo depreda a la naturaleza y al ser humano, degradando las
relaciones, normalizando la explotación, erosionando la capacidad de
empatía al punto de concebir todo como "desechable". La
peste es este sistema que promueve racismo, machismo, xenofobia,
individualismo, hedonismo y todo paradigma de opresión y sumisión
que le es funcional a la burguesía para dividir a la clase explotada
y así perpetuar la opresión de la misma. La peste es un sistema
basado en la explotación, que banaliza hasta la tortura para que las
prácticas que lo sustentan sean percibidas como "normales".
La
peste es un sistema que desata guerras imperialistas para que el
capitalismo transnacional saquee los recursos de los países
invadidos, provocando destrucción, muerte, éxodos poblacionales
dantescos... lo que sea para agigantar los bolsillos de un puñado de
criminales capitalistas.
“El
capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los
poros”[1],
escribía un señor barbudo que hasta hoy buscan proscribir las
burguesías, debido a su lúcida inteligencia puesta al servicio de
la emancipación de los pueblos.
“El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América,
el exterminio, la esclavización y el sepultamiento en las minas de
la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de
las Indias Orientales, la conversión del continente africano en
cazadero de esclavos negros: tales son los hechos que señalan los
albores de la era de producción capitalista.”,
escribía Marx acerca de la acumulación capitalista originaria
[Ibíd.].
Sobre genocidio y despojo, sobre la barbarie de la colonización,
fueron acumuladas gigantescas fortunas por la élite aristócrata y
burguesa europea, a la vez que fue consolidada la burguesía
esclavista en las colonias poblacionales como Estados Unidos. En la
actualidad, entre las mayores fortunas del planeta se siguen
encontrando los descendientes de los buitres mayúsculos de la
Historia colonial, que se juntan a buitres de raigambre más reciente
para proseguir el saqueo.
El
capitalismo transnacional prosigue hoy el saqueo de África, Asia y
América Latina, causando
genocidios y ecocidios, empobreciendo
a millones de personas... Luego crea fortalezas en torno al botín
saqueado por las metrópolis capitalistas (como
la Unión Europea o Estados Unidos):
el imperialismo quiere succionar las riquezas, pero rechaza a las
personas desposeídas por su rapiña, forzándolas a trayectos
migratorios de espanto y a padecer esclavitud moderna si logran
llegar.
Mujeres y hombres originarios de la periferia capitalista son
arrinconados, por causa de unas leyes de inmigración que vulneran
los derechos humanos,
a padecer las peores explotaciones en los países del centro
capitalista, como trabajar a destajo en el agro industrial en
condiciones laborales y de vivienda infrahumanas, o como verse
abocadas (en el caso de las mujeres) a la explotación aberrante que
es la prostitución. Es el saqueo de los cuerpos humanos, concatenado
al saqueo capitalista de los territorios. Es el funcionamiento de un
sistema criminal heredero de una Historia colonial y cuyo presente es
la continuidad sangrante de un sistema de clases, en el que un puñado
de multimillonarios agigantan sus fortunas en base a la explotación
de la clase trabajadora y al saqueo de la naturaleza.
La
peste son los bancos y organismos usureros que cobran eternas deudas
espurias a decenas de países; tan espurias como son las aberrantes
“deudas” para “compensarle” a los colonizadores las
“pérdidas” de sus colonias [2].
La peste son las multinacionales que envenenan ríos y destruyen
ecosistemas, que se apropian fuentes de agua y cometen genocidio
contra los pueblos (como las multinacionales BHP Billiton, Glencore y
Anglo American que están exterminando al pueblo Wayú en Colombia...
Por dar un ejemplo de miles). La peste son esas transnacionales que
arrasan selvas y hacen estallar montañas enteras, transformando en
muerte los verdes valles de decenas de países.
Es
superficial y
poco
analítico declarar “la
peste somos todos los humanos”,
sin hacer distinciones de clases sociales, sin evidenciar
la
responsabilidad
sistémica
de
la depredación de la naturaleza, sin identificar como responsables
mayúsculas a las multinacionales que ordenan
el arrasamiento
de
poblaciones enteras mediante masacres atroces con la finalidad de
saquear los recursos (masacres que perpetran las herramientas
militares y paramilitares de Estados funcionales al saqueo
capitalista); es poco analítico no ponderar el
carácter
inducido
(por la propaganda constante) del delirante comportamiento
sobre-consumista. Es
cegato, o malintencionado, no
discernir siquiera cuestiones
geopolíticas... y sin embargo las cifras hablan: si todos los
habitantes del planeta consumieran como un estadounidense promedio,
se necesitarían 5 planetas Tierra [3].
Entre Estados Unidos y la Unión Europea consumen el 50% de los
recursos del planeta, pese a que tan solo representan el 12% de la
población mundial [4].
Se
observa nítidamente
que el sobreconsumo de los recursos por parte de una minoría afecta
a todo el planeta.
Estados
Unidos, Europa, Australia y Japón encabezan las regiones que mayor
impacto ecológico (por habitante) le causan al planeta, debido al
frenético consumismo al
que es teledirigida
su
población. El
consumo compulsivo
pretende inútilmente ser “compensatorio” del vacío y las
frustraciones que el mismo sistema genera.
Andrew Collier expresaba: "Observar
a la gente en una sociedad capitalista y concluir que la naturaleza
humana es egoísta, es como observar a la gente en una fábrica donde
la polución está destruyendo sus pulmones y concluir que la
naturaleza humana es toser". Vemos
cómo los niveles de alienación y degradación del ser humano,
inherentes al sistema socio-económico depredador bajo el que vive,
son cada vez más brutales. Asimismo,
es cada día más brutal la depredación de los ecosistemas (y
lo es pese a los paños de agua tibia que supuestamente pretenden
evitarla,
sin cuestionar al sistema de raíz). La depredación de la Naturaleza, la desaparición de ecosistemas y
especies e incluso la proliferación a nivel pandémico de
enfermedades zoonóticas
son
inherentes a la lógica y modelo productivo del
capitalismo.
“La producción capitalista distorsiona la interacción metabólica entre el ser humano y la tierra”[5]. La “fractura metabólica” causada por este sistema, entre la madre naturaleza y sus hijos humanos, es aberrante: “El hecho de que la vida física y espiritual del ser humano dependa de la naturaleza no significa otra cosa sino que la naturaleza se relaciona consigo misma, ya que el humano es una parte de ella.” escribía Marx. Y enfatizaba: "El capitalismo tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y el ser humano"[6].
No,
la "peste" no somos "los humanos", así en
abstracto y sin analizar las relaciones de producción, la
geopolítica y la existencia de clases sociales en este sistema. Ese
tipo de planteamientos que meten en un mismo saco a opresores y
oprimidos, solamente buscan perpetuar esta barbarie. Frente al
ecofascismo que promueve la burguesía, con sus teorías eugenésicas,
su línea de "todos-los-seres-humanos-somos-malos"
que pretende borrar las responsabilidades concretas de la clase
opresora, con sus personajes hyper-mediatizados financiados por
grandes multinacionales depredadoras, los pueblos alzamos la ecología
que hemos alzado siempre (muchas veces incluso sin siquiera
etiquetarla como tal): la ecología con conciencia de clase, la de
Berta Cáceres y Chico Méndes, la de tantos militantes por la
naturaleza y la justicia social, siempre en lucha contra la
depredación capitalista... la de los miles que han sido asesinados
por la herramienta sicarial de las transnacionales y de los miles y
miles que siguen en primera línea de lucha.
Desde
la clase explotada, alzando la consciencia de clase y el amor a la
Tierra, somos
naturaleza en lucha
para tumbar a la clase explotadora y su sistema criminal.
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NOTAS:
[1] Marx, El
Capital, Capítulo XXIV, Acumulación Originaria
“La
Banque mondiale est directement impliquée dans certaines dettes
coloniales, puisqu’au cours des années 1950 et 60, elle a octroyé
des prêts aux puissances coloniales pour des projets permettant aux
métropoles de maximiser leur exploitation de leurs colonies. Les
dettes contractées auprès de la Banque par les autorités belges,
anglaises et françaises pour leurs colonies ont ensuite été
transférées aux pays qui accédaient à leur indépendance sans
leur consentement”.
[3] Estados
Unidos consumen el 30 % de los recursos mundiales, a pesar de
que representan solo el 5 % de la población
mundial. www.chicagotribune.com/hoyla-diadelatierra-los-10-paises-que-generan-mas-basura-en-el-mundo-20190422-story.html
5
% de la población mundial, los estadounidenses, producen tres veces
más desechos que los chinos y siete más que los
etíopes.www.lavozdegalicia.es/noticia/mercados/2019/09/29/humanidad-devora-tierra/0003_201909SM29P2991.htm
[4] La
huella ecológica de la UE es equivalente a 2,8 planetas Tierra. La
Unión Europea utiliza el 20% de los recursos naturales mundiales,
pese a que demográficamente sólo representa el 7% de la población
global. WWF y Global Footprint Network, informe “Vivir
por encima de los límites de la naturaleza en el
mundo” www.awsassets.wwf.es/downloads/wwf_overshoot_europa_esp_.pdf
[5] Concepto
de la “fractura metabólica” de Marx,
central para una crítica integral al capitalismo: “(La
producción capitalista) distorsiona la interacción metabólica
entre el ser humano y la tierra. (…) La
propiedad de la tierra a gran escala reduce la población agrícola a
un mínimo constantemente decreciente, confrontado con un constante
crecimiento de la población industrial conglomerada; de esta manera,
produce las condiciones que provocan una fractura en el proceso
interdependiente entre el metabolismo social y el natural.”. Para
Marx: “El
hecho de que la vida física y espiritual del ser humano dependa de
la naturaleza no significa otra cosa sino que la naturaleza se
relaciona consigo misma, ya que el humano es una parte de
ella.” (Marx,
Manuscritos Económico-filosóficos, 1844): https://n9.cl/6s8d
[6] “La
industria a gran escala y la agricultura industrial van de la mano.
Si ellas están originariamente distinguidas por el hecho de que la
primera deja residuos y arruina a la fuerza de trabajo, y así la
potencia natural del ser humano; mientras que la segunda hace lo
mismo a la fuerza natural del suelo, ellas terminan vinculándose
dado que el sistema industrial aplicado a la agricultura acaba por
debilitar a los trabajadores, mientras que la industria provee a la
agricultura con los medios para el agotamiento del
suelo” (Marx). “Todo
progreso de la agricultura capitalista no es solo un progreso en el
arte de esquilmar al obrero, sino a la vez en el arte de esquilmar el
suelo; todo avance en el acrecentamiento de la fertilidad de un
periodo dado, es un avance en el agotamiento de las fuentes duraderas
de esa fertilidad [...] La producción capitalista sólo sabe
desarrollar la técnica y la combinación del proceso social de
producción socavando al mismo tiempo las dos fuentes originales de
toda riqueza: la tierra y el humano” (Marx, primer
tomo de “El Capital”)
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